Hace más de una semana la emblemática rotonda que fija el límite entre las comunas de Providencia y Santiago amaneció cerrada en todo su perímetro con una malla verde, hito que marca el inicio de los trabajos de remodelación impulsados por la alcaldesa Evelyn Matthei.
El plan de la Municipalidad de Providencia implica dejar el sector en un estado paisajístico pre-estallido social: pasto, plantas y maicillo, además de algunas innovaciones menores que buscan reducir el consumo de agua de regadío y eliminar el plinto que sostenía la figura del general Baquedano. Se pretende limpiar las huellas del 18 de octubre, sin contemplar un espacio para la simbología asociada a la "Plaza Dignidad" como emblema de la protesta ciudadana en pos de transformaciones sociales.
Se abrió así nuevamente la discusión pública sobre el destino de este punto neurálgico de la capital, escenario urbano marcado por las masivas manifestaciones en demanda de derechos sociales y culturales, la represión policial y también la vandalización del espacio público. Se trata de un debate que rebasa el ámbito urbanístico, formando parte de una ardua disputa en torno al significado de los hechos ocurridos a partir del 18 de octubre.
En todo caso, esta iniciativa de remodelación es una más dentro de una larga cronología de proyectos de intervención en esta zona de la ciudad, a través de los cuales se materializaron ante los ojos de la población los proyectos políticos y culturales dominantes a lo largo de nuestra historia, lo que implicó importantes cambios en su fisonomía y denominación, en consonancia con las visiones de sociedad que se impulsaban desde la elite gobernante en distintas épocas.
Conocido durante el siglo XIX y comienzos del XX como Plaza La Serena y luego como Plaza Colón, el sector comienza a ser llamado Plaza Italia a partir de 1910. Este cambio tuvo su origen en la conmemoración del Centenario de la República, cuando se colocó una estatua de un arcángel alado con un león en homenaje a la independencia nacional, la que fue donada por la colonia italiana. De esta forma se plasmaba en el paisaje urbano un símbolo del proyecto modernizador decimonónico, uno de cuyos principales ingredientes fue el estímulo de la migración europea.
Posteriormente, en 1928, fue bautizada como Plaza Baquedano. Faltaba un año para el aniversario 50° del inicio de la Guerra del Pacífico, y esta efeméride fue celebrada con la construcción de la actual rotonda y la instalación en su centro del monumento al general que ejerció la comandancia en jefe del Ejército chileno en buena parte la conflagración ante Perú y Bolivia, quien aparece montado en su caballo Diamante, sobre la tumba del "Soldado Desconocido" y flanqueado por relieves que recuerdan las batallas de Chorrillos y Miraflores, que posibilitaron la ocupación de Lima. Se trata de un conjunto escultórico de estilo neoclásico que glorifica el patriotismo y heroísmo chileno, relato funcional al gobierno de la época, encabezado por otro militar: Carlos Ibáñez del Campo, quien buscaba apelar a la unidad nacional por medio de este monumento.
En la actualidad, además de la remodelación encabezada por la alcaldesa Matthei, se ha anunciado públicamente otra intervención en el sector. Hace unos meses atrás, el gobernador metropolitano, Claudio Orrego, dio a conocer la reactivación del proyecto "Nueva Alameda Providencia", que en su versión original contemplaba la construcción de una gran explanada destinada a la celebración y manifestación multitudinaria, entre otras obras que buscan renovar este eje articulador de la ciudad.
¿Qué futuro le depara a esta zona tan significativa para la identidad de Santiago? Todavía es una pregunta con respuesta abierta; la plaza "Italia", "Baquedano" o "Dignidad" todavía es un territorio de fuerte disputa simbólica. Lo importante, eso sí, es avanzar en proyectos que se hagan cargo de los diversos significados que tiene este sector para los distintos segmentos de nuestra población, recogiendo elementos de la larga historia del lugar, pero sin ocultar los vestigios de nuestro pasado reciente.
José Albuccó, académico de la Universidad Católica Silva Henríquez y creador del blog Patrimonio y Arte